POR LA MAÑANA CAFÉ, POR LA TARDE RON

“Para poder seguir, tengo que empezar todo de nuevo” — L. Gieco

Julia Roberts presume de estar enamorada y tener una relación con su pizza (“Come, Reza, Ama”, R. Murphy, 2010)

A veces, la vida te lanza una bola curva y te toca empezar de nuevo desde la casilla inicial. Pero como no hay prisa, tampoco pasa nada, no vas a llegar tarde. Es por eso que resultan tan emocionantes los primeros días del año, porque te permiten presionar el botón de “restart” y poner en práctica todas las enseñanzas que aprendimos gracias a los errores cometidos durante el año anterior. Aquí están algunas de las mías:

Nunca te vayas a dormir enfadado, no merece la pena. La combinación de fruta y yogur está completamente infravalorada. Si no estás inspirado, vete a dar un paseo (cuanto más largo, mejor); si estás triste, llama a un amigo (solo 2 min de conversación pueden dar la vuelta a tu día) y si estás agobiado, date un baño con mucha espuma.

Lee muchos libros, incluso varios a la vez, está claro que son los mejores profesores. Tu realidad no es la única que existe, también hay otras perspectivas. Como mi Avia suele decir: En esta vida hay muchos habladores y muy pocos escuchadores, debemos aprender a ser estos últimos.

“Pol la mañana café, pol la tarde ron, ya estamo’ en la calle, sal de tu balcón” y en estos versos de Benito pienso basar mi 2025. Si algo no te gusta, échale guanciale. Cuando no sabes si salir con botín o deportivas, elige siempre las segundas, la noche es larga e impredecible (el suelo de la calle, también). Sonríe mucho, especialmente a los que no te caen bien, les dejarás sin argumentos.

Si pierdes el metro o el bus, no corras. En lo que tardas en escuchar una canción más, habrá venido el siguiente. Si llueve y hace viento, usa la capucha y no abras el paraguas o te quedarás sin él. Como dice Karmelo Iribarren: Los taxis son como ciertos amigos, nunca están cuando más los necesitas. Los paraguas, en cambio, mueren por ti. A quien madruga, Dios le ayuda. Sé que da pereza, pero es increible lo mucho que aprovechas el día.

Cuando disfrutes mucho de un concierto, no lo grabes con el móvil, guárdate ese momento para ti. La risa es un ejercicio aeróbico que consume alrededor de 40 a 170 calorías por hora. Una buena carcajada es más sana que cualquier WOT de crossfit.

Báñate en el mar todas las veces que quieras y en cualquier momento del año, el ser esclava de tu pelo solo te vuelve más aburrida. Hacer voluntariado no te hace mejor persona, te hace aprender de los demás y poner el foco en lo importante. Aprende a relativizar, y si te cuesta, recuerda que solo somos un puntito de una galaxia rodeados de otras mil flotando en el medio del Universo.

Cómprate ese billete ahora, para cuando estés subiendo al avión, el vuelo será gratis (girl math). Las entrevistas de trabajo son como ligar con alguien después de un tiempo en el banquillo, nunca debes mostrar tus cartas hasta el final. Si quieres vivir una experiencia transcendental, no necesitas hacer uno de esos retiros de ayahuasca, basta con hacerte una colonoscopia.

Aprende a estar presente en cada momento, todo lo demás es secundario. Estate abierto a nuevas ideas y formas de pensar, quizá la solución esté en algo que nunca te habías planteado antes. Si hace frío y llueve, tómate un buen bol de ramen, es mano de santo. Tomarte las críticas como algo constructivo es mejor que tomártelas a la defensiva, todos los días se aprende algo y si es de uno mismo, mejor.

Ejercitar la paciencia es la mejor virtud, especialmente en la cocina. No te agobies por cosas que están fuera de tu control, respira fuerte e intenta fluir. No des nada por hecho, las cosas cambian de un día para otro. Esfuérzate cada día por ser mejor. Aprende a decir que no, prioriza y priorízate. Y sobre todo, nunca tires la toalla, el guerrero más fuerte es el que está dentro de ti. Aunque como el de Laila, ninguno.

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