EL ATLETA DE LOS CROCS
“Truly great friends are hard to find, difficult to leave, and impossible to forget.” — G. Randolf
Shrek y Asno se ponen rumbo a salvar a la princesa Fiona (“Shrek”, V. Jenson and A. Adamson, 2001)
El festival de este fin de semana estaba lleno de puestos de bifanas (versión portuguesa del bocata de lomo). Fue pasar por delante del primero y el olor me abrazó. Y sin darme cuenta, estaba ahí de nuevo. Tame Impala toca "Let it Happen" y Kevin canta mientras sonríe a alguna que otra fan que, presa del momento, lanza su parte de arriba a los del grupo. Levantamos los brazos y bailamos como si nos fuera la vida en ello. M está algún lugar haciendo nuevos amigos, J y C cantan el estribillo y M grita "siuuu" a algún extranjero que le sigue gracias al empujón de la última cerveza. Y yo me río, probablemente porque soy consciente de que en ese momento no puedo ser más feliz. Y me puse a pensar en las mejores experiencias que he tenido a lo largo de mi vida, y lo cierto es que M ha estado en casi todas ellas.
Según un estudio neerlandés de 2009, la mayoría de las amistades duran un máximo de siete años. La nuestra cumple ocho este mes, por lo que confirmamos que, al haber batido el record, seremos ya amigos para toda la vida. Aunque la mayoría de veces siento que hemos vivido tantas cosas juntos que es como si le conociese desde la infancia. Porque M es así, transparente como las aguas de Puerto Rico en las que nos bañábamos aquel agosto de 2017. Con sólo un gesto, ya sabes si está triste, si va contentillo de la última copa o si está rayado por algún tema del trabajo. Y lo mismo él conmigo. Y aunque yo le diga que no me pasa nada, al final acabo descubriendo que sí por su insistencia en sacarlo. Terco como una mula, cabezón como él solo. Como cuando decidió poner “500 Miles” de los Proclaimers en bucle durante un viaje de 6h solo para torturarme. Qué pesadilla. Típico de M.
Si algún día le toca la lotería, se la gastará toda en comida, viajes y conciertos. Sobre todo en comida. Le gusta tanto comer que hasta su madre se ve obligada a esconderle las galletas Príncipe Doble Choco para salvar el bienestar doméstico. Pero a mí eso me hace mucha gracia, y por eso cuando convivimos en alguno de nuestros viajes a veces me veo obligada a hacer lo mismo con las bolsas de patatas, chocolatinas, o lo que sea que haya caído en la compra de ese día. Una vez se empeñó en que hiciéramos cookies caseras en mi casa y casi incendiamos la cocina. Aquella masa palpitaba y tenía vida propia, pero por orgullo decidimos que si mojábamos aquello en leche, tampoco estaría tan mal. Casi nos morimos de intoxicación, pero creo que ha sido de los días que más me he reído en mi vida.
La verdad es que el pobre no entiende en absoluto el concepto de la moda. Cuando llega el verano, se calza sus crocs y se recorre el mundo sin otros zapatos que esos. Todavía no ha habido nadie capaz de evitar tal aberración estética. Si hace frío, considera que poniéndose unos calcetines se soluciona, y a bailar, que la vida son dos días. Aunque él tampoco sabe, pero ganas no le faltan y por eso siempre rezo para que nunca aprenda. La verdad es que me lo paso genial viendo sus amagos torpes de bachata y salsa cuando saca a alguna chica a bailar que accede deslumbrada por su físico. El bueno de M, todo Ben & Jerrys y corazón.
M mola mucho porque nos lleva siempre consigo en sus tatuajes significativos, al igual que a la mayoría de sus ídolos musicales. Y creedme, que nos tenga a la altura de ellos es todo un honor. ¿Qué era de nuestro festi squad antes de encontrarnos? La verdad es que ahora me cuesta imaginarlo, no existe nadie más pirado de la música que nosotros, y por eso nos dedicamos a ir de gira por el mundo siguiendo a nuestros cantantes y grupos preferidos. Festivales, conciertos, live dj sets... los vividos y los que nos quedan por vivir. No los cambiaría por nada en el mundo. Y nuestras experiencias tampoco.
Este lunes fue su cumpleaños, pero como M vive en Francia y yo ahora en Portugal, llevamos cuatro años sin poder celebrarlo juntos. Por suerte, este año se han alineado los astros y vamos a coincidir el fin de semana en la boda de dos amigos del grupo donde podremos por fin bailar juntos las canciones de Shrek, meternos los unos con los otros, abrazarnos y saltar como hooligans ingleses cuando suene cualquiera de nuestros himnos y celebrar así su nacimiento, la vida, nuestra amistad y el habernos encontrado.
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